lunes, 22 de diciembre de 2014

Era de noche y los habitantes

Era de noche y los habitantes de Morata de Tajuña descansaban después de una larga jornada de trabajo. La templanza de esas fechas de Junio promovía reuniones a las puertas de las casas, donde los vecinos sacaban sus sillas después de cenar, convirtiendo las calles en una gran sala de tertulia siendo las conversaciones el alivio necesario al final del día para unos cuerpos castigados por el duro trabajo de la jornada.
Hacía unos días que el único tema que corría de boca en boca giraba en torno al bosque. Los pinos estaban cambiando de color. El verde límpido de la primavera se tornaba en ocres rojizos propios del otoño. Todos estaban preocupados. Sabían que los pinos no cambiaban su color con el transcurrir de las estaciones, siempre eran verdes. Los más viejos del lugar no recordaban algo parecido.
La preocupación de los vecinos no dejó impasible a la corporación municipal que recurrió a expertos en el tema. Ninguno de ellos encontraba una explicación razonable. Los árboles estaban sanos, ninguna plaga les atacaba y no carecían de ningún elemento necesario para su existencia. Sólo habían cambiado de color.
Esa noche, mientras los rumores de las conversaciones vestían de sonidos las calles de Morata, comenzó a rugir el bosque. Comenzó con un ligero sonido no perceptible a los oídos humanos, pero si para los perros que comenzaron a aullar al unísono. Ninguno atendía a las órdenes de sus dueños que se empeñaban incesantemente en hacerlos callar. El rumor del bosque fue aumentando hasta ser percibido por todos.
Un escalofrío recorrió la vida morateña que ahora parecía detenida:
- ¡El Bosque!- gritaron todos al unísono.
Unos corrían hacia el interior de sus casas en busca de sus hijos que se despertaban asustados y comenzaban a llorar. Otros corrían en dirección a la vega para huir, pero ¿de qué? Algunos osados decidieron subir al bosque. Alguien podría estar en peligro, pensaron. En su fuero interno creían que ningún ser vivo era capaz de emitir semejante rugido.
Se equivocaban. El Bosque era un ser vivo en su conjunto formado por sus matorrales, sus árboles, los insectos, los árboles, reptiles y los pequeños mamíferos que se refugiaban en su interior.

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